Siempre me gustaron las artes marciales porque son reflexión en movimiento. El modo de comprender el mundo, de pensarlo, de habitarlo se agrupa en lo que los occidentales llamamos filosofía, filosofía que Karl Jaspers definía como un “ir de camino”. Ese ir de camino, en las artes marciales, se registra en el cuerpo y los movimientos son su expresión, puestos tradicionalmente al servicio de la guerra, o, para beneficio del desarrollo físico y espiritual. Por esta segunda vía y abrevando en el budismo zen y en el taoísmo, entre otras tradiciones orientales, es que considero que esto que subyace en el método-técnica del arte marcial como sistema de lucha provoca una suerte de alineación de las tres instancias del sujeto: mente-cuerpo-espíritu, y esa armonía interior se manifiesta de manera singular en el mundo externo.
Toda esta introducción para empezar a compartir con ustedes parte de la filosofía de Bruce Lee. Disfruten.
"No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé como el agua. Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío".
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